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La asertividad: encontrar el punto medio



Antes de estudiar psicología yo tenía entendido que la asertividad era saber decir que no. Cuando empecé la carrera aprendí que la asertividad era mucho más amplia que eso y cuando comencé a ejercer como psicóloga me di cuenta que la mayoría de personas que acuden a consulta sufren en su día a día porque tienen problemas de asertividad. El motivo por el que suelen acudir a mí suele ser otro, pero al indagar en su problema y en su historia de vida me doy cuenta que en la mayoría de los casos su patrón de respuesta no asertivo está relacionado con su malestar actual. Por lo tanto, la asertividad 1) no es solo saber decir que no, 2) trabajar la asertividad se convierte en algo fundamental en la mayoría de problemas psicológicos y 3) es una habilidad esencial que está implicada en la salud emocional de las personas.


¿Qué es la asertividad?


La asertividad se considera una habilidad social, y una parte fundamental de la autoestima. Según Galassi, la asertividad sería la capacidad que tenemos para:


1) Defender nuestros derechos,hacer peticiones y defender nuestra opinión.

2) Expresar sentimientos negativos, disconformidad o desagrado cuando es conveniente hacerlo.

3) Expresar sentimientos positivos, como hacer o recibir elogios, y expresar agrado o afecto.


Ser asertivos no solo es respetarnos a nosotros mismos, sino atender al mismo tiempo a las necesidades de los demás.


¿Por qué nos cuesta ser asertivos?


Los motivos por los que nos cuesta tanto esta habilidad pueden ser varios y diferentes entre una persona y otra. La educación que hemos recibido puede ser una de estas causas. Por ejemplo, puede que hayas escuchado frases como: "calladito/a estás más guapo/a", "calla, que están hablando los mayores", "no molestes", "no insistas, van a pensar que eres un pesado/a", "pensar en tí mismo es de persona egoísta", "¿qué van a pensar los demás?"

Otro de los motivos por los que nos resulta difícil ser asertivos, suele ser porque asociamos la asertividad con ciertos mitos o ideas erróneas. Por ejemplo, podemos confundir la asertividad con la falta de educación y creer que si nos mostramos más inhibidos estamos siendo más corteses.

Si te sientes identificado/a con estos aspectos puede que te sea difícil defender tus derechos o expresar tus deseos y que suelas preocuparte más por las necesidades de los demás que por las tuyas propias.


Patrones de conducta: pasividad-asertividad-agresividad


Para explicar la asertividad imaginemos un continuo. Pensemos en una línea recta con dos extremos. En el extremo izquierdo, ubicaremos el polo negativo, donde encontramos las conductas pasivas. En el extremo derecho, situaremos el polo positivo, en el que localizaremos las conductas agresivas.

¿Qué conductas caracterizan a cada patrón de respuesta? Vamos a verlo.

- Pasividad:es una forma de conducta no asertiva caracterizada por la sumisión, la inhibición y el retraimiento, que puede provocar sufrimiento en la persona. Suelen anteponer las opiniones, intereses, y necesidades de los otros a las suyas propias, por considerarlas menos importantes. Por lo tanto descuidan sus propios límites.

Si te identificas con este estilo de respuesta probablemente hayas experimentado alguna de estas formas de pensar, sentir y actuar:

  • No expresas adecuadamente lo que sientes o quieres. Esperas a que los demás lo adivinen, y te sientes mal cuando necesitas algo y los otros no responden como deseas.

  • No te atreves a rechazar peticiones o te sientes culpable al hacerlo.

  • Te dejas dominar por los demás, porque crees que tienen razón o por temor a que se ofendan.

  • Permites que otros te involucren en situaciones que no son de su agrado.

  • Sueles callar o hablar en voz baja e insegura, mostrarte nervioso/a y evitar el contacto ocular, mostrando así tu incomodidad al relacionarse con otras personas.

  • Piensas que necesitas ser apreciado/a por todos y crees que, que si dejas de mostrarte sumiso/a no obtendrás la aprobación de los demás.

  • No te atreves a defender tus derechos y tiendes a creer que los derechos de los demás son más importantes que los tuyos.

  • Te sientes obligado/a a dar demasiadas explicaciones acerca de lo que haces o dejas de hacer.

  • Temes expresar sus sentimientos y deseos. En ocasiones, estás tan acostrumbrado/a a reprimirlos que no llegas a darse cuenta de ellos.

  • Tienes dificultad para afrontar los conflictos.

  • No te sientes dueño/a de tus sentimientos, experimentando de vez en cuando explosiones emocionales que escapan de tu control.

  • Te molesta ser dependientes de otras personas pero no te atreves a romper esa dependencia.

  • Adaptas excesivamente tu comportamiento a las reglas y caprichos de otras personas y a lo que crees que los demás esperan de ti.

- Agresividad: es también otra forma de conducta no-asertiva, opuesta a la pasividad. Suelen ser personas que imponen sus ideas, a expensas de los derechos de los demás. No respetan los límites de los otros, ni sus derechos, sentimientos o intereses.

Quizá si tienes este estilo de respuesta no seas consciente de ello. Piensa ¿cómo se comportan los demás contigo cuando expresas tus opiniones o deseos?, ¿se sienten atacados, tienen miedo a decir o hacer algo que pueda enfadarte? Si es así, revisa tu estilo comunicativo, pues puede que estés realizando conductas que se aproximen al polo agresivo:

  • No te sientes responsable de las consecuencias negativas que tiene tu comportamiento en los demás ni en ti mismo/a.

  • Puedes sentirte bien en el momento en que te muestras hostil, pero a medio o largo plazo obtienes consecuencias muy negativas.

  • Sueles justificar tu agresividad en nombre de la sinceridad, pensando que tu comportamiento es deseable porque eres sincero/a, dices lo que piensas, "vas de cara", etc.

  • Puedes emplear agresiones verbales directas (amenazas, insultos, comentarios hostiles, etc.) o indirectas (comentarios irónicos, sarcásticos, etc.) para expresar tu opinión o defenderla. También pueden ser físicas.

- Asertividad: expresan sus propias ideas de forma apropiada con respecto a los intereses de los demás. Respetan sus límites personales y los ajenos.

Si tiendes a ser una persona asertiva, muy probablemente hayas experimentado alguna de estos pensamientos, emociones y conductas:

  • Te conoces a ti mismo/a. Sueles ser consciente de lo que sientes y deseas en cada momento.

  • Te aceptas incondicionalmente, sin que ello dependa de tus logros ni de la aceptación de los demás.

  • Te sientes responsable de tu vida y de tus emociones. Por tanto, mantienes una actitud activa para conseguir lo que te propones.

  • Comprendes y manejas adecuadamente tus emociones y las de los demás.

  • Tus relaciones interpersonales no te generan más ansiedad de la conveniente y eres capaz de afrontar los conflictos, los éxitos y los fracasos.

  • No exiges las cosas que quieres, pero tampoco te autoengañas pensando que no te importan.

  • Conoces tus limitaciones, las aceptas y te esfuerzas por realizar tus posibilidades.

  • Respetas y te valoras a tí mismo/a y también a los demás.

  • Puedes comunicarte con todas las personas (amigos, familiares, desconocidos, jefe/a, profesor/a, etc.) de forma abierta y adecuada.

  • Eliges qué personas te rodean y quienes no, de forma amable pero firme.

  • Sueles expresar adecuadamente tus intereses, sentimientos y opiniones, en lugar de esperar a que los otros lo adivinen.

Nadie es totalmente asertivo

No te preocupes si al leer esto has visto que sueles emplear un estilo no-asertivo. Ser asertivo es más bien una cuestión de grado, varía situacionalmente. Una misma persona puede ser asertiva en determinada situación, ante determinadas personas y, sin embargo, ser ineficaz ante otras personas o situaciones. No obstante, si así lo deseamos se puede trabajar para mejorar nuestras habilidades en aquellas situaciones o con esas personas que nos cuesta más tratar de forma asertiva.


Pasos para ser asertivo

Como decíamos, una comunicación asertiva, es una comunicación amable y respetuosa, tanto contigo mismo/a como con la otra persona.

Te propongo una serie de pasos que puedes seguir para expresar lo que piensas u opinas de una forma asertiva:

1) Decir qué es lo que ha pasado.

2) Decir lo que piensas u opinas o las consecuencias que la conducta de la otra persona pueden tener.

3) Decir lo que quieres que suceda (me gustaría que...)

4) Ofrecer ayuda o plantear soluciones (opcional).


Por ejemplo, un paciente suele retrasarse con frecuencia a las citas y en consecuencia, retrasa al resto de sesiones que van después de él.

Un ejemplo de conducta asertiva podría ser:

1) Has llegado 20 minutos tarde ¿qué ha pasado?

2) Tendremos que aprovechar los 40 minutos que nos quedan de sesión, porque si la alargamos más la persona que tengo citada a la siguiente hora va a tener que esperar

mucho tiempo, y esto tampoco es justo para ella.

3) Por eso, para próximas veces me gustaría que llegases puntual.

4) ¿Cómo podemos hacer para solucionarlo?


Otro ejemplo podría ser: nuestro jefe/a nos llama del trabajo cuando estamos de vacaciones para decirnos algo que tenemos que hacer ¿Cómo podríamos comunicarle asertivamente que estamos de vacaciones y que no lo vamos a poder hacer?

1) Ahora mismo estoy de vacaciones.

2) Así que no voy a poder tenerlo para estos momentos.

3) Cuando vuelva, enseguida me pondré con ello.

4) Si te parece, explícame un poco de qué se trata y así lo voy teniendo en cuenta.


Consecuencias positivas de la asertividad

Comportarnos de forma asertiva puede tener muchos beneficios, entre los cuales destacan:

- Facilita la comunicación.

- Ayuda a mantener relaciones personales más satisfactorias.

- Minimiza la posibilidad de enviar mensajes ambiguos, que puedan ser malinterpretados.

- Aumenta la sensación de control y la posibilidad de conseguir lo que deseamos.

- Mejora la autoestima.

- Genera emociones positivas en uno mismo/a y en los demás.

- Quienes se relacionan con la persona asertiva la pueden percibir como clara, congruente y no manipuladora, se sienten respetados.


Reflexiones a tener en cuenta

Por último, ten en cuenta que:

1) Para que una interacción nos resulte satisfactoria depende de que nos sintamos valorados y respetados y esto a su vez, no depende tanto del otro, sino de que poseamos una serie de habilidades para responder correctamente y una serie de convicciones o esquemas mentales que nos hagan sentirnos bien con nosotros mismos/as.

2) No siempre es conveniente ser asertivo. No todas las situaciones requieren ser asertivo, ni con todo tipo de personas es conveniente serlo. Esto es algo que tenemos que valorar y sopesar. Ser socialmente hábiles implica que en ocasiones no nos manifestemos externamente asertivos, cuando ello pueda traernos consecuencias no deseables. Por ejemplo, si tenemos un jefe/a que no va a aceptar que seamos asertivos por determinadas cuestiones y no queremos perder nuestro puesto de trabajo.


Espero que te haya gustado y que te haya sido de ayuda. Si crees que tú solo no puedes aplicar esta serie de cambios, no dudes en ponerte en manos de un profesional de la psicología que te pueda ayudar a ser cada vez más asertivo/a.


Ya sabes, estoy aquí para cualquier duda o consulta que desees hacerme ¡hasta pronto!

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Materiales revisados de los psicólogos Elia Roca y Daniel Pradas.



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